Hay muchas cosas que podemos aprender de la forma postmoderna de ver el mundo. Una de ellas, es el cuidado y preocupación por la naturaleza, algo que los cristianos a menudo despreciamos y que forma parte del plan redentor de Dios.
El éxito cinematográfico AVATAR narra una apasionante historia en la que los seres humanos, sedientos de más y más materias primas destrozan el hábitat natural de un pueblo indígena en un imaginario planeta. A pesar de sus veleidades y coqueteos con la nueva era, la película nos llama la atención sobre un tema que, por demasiado tiempo, los cristianos hemos estado totalmente despreocupados, la ecología, la conservación del medio ambiente o, dicho en lenguaje bíblico, la mayordomía de la creación.
Es triste que los cristianos hayamos abdicado de una enseñanza bíblica tan importante y nos hayamos dejado arrastrar por la vorágine consumista y capitalista que está abusando, expoliando y destruyendo la creación de Dios. Hemos de tener la humildad de reconocer que muchas personas no cristianas y desconocedoras del principio de ser mayordomos de la creación nos han aleccionado y guiado en este proceso. Vaya para ellos mi reconocimiento.
DIOS ES EL CREADOR
Los capítulos 1 y 2 de Génesis nos indican que Dios es el creador de todo lo existente. La creación, aunque diferente del Creador, refleja su carácter, del mismo modo que una obra de arte refleja el carácter del artista que la llevó a cabo.
En Génesis 1:31 se nos menciona que tras acabar la creación el propio Dios declaró que todo lo creado era bueno en gran manera. Es importante esta afirmación, ya que al ser declarada buena por Dios, la creación tiene un valor intrínseco, es valiosa en sí misma, no lo es por el hecho de que contribuya al sostén del género humano, no lo es porque nosotros podamos sacar de ella provecho.
El propio Dios ha declarado ser propietario absoluto de toda la creación. Esta es una verdad que una y otra vez repiten los salmos (24:1; 89:8-14;) Además, el Señor continua proveyendo y sosteniendo todo lo creado. El salmo 104 es un magistral ejemplo en este sentido. En respuesta a ello, el salmista indica, que toda la creación reconoce y alaba al Señor (148)
LA RESPONSABILIDAD DE CUIDAR DE LA CREACIÓN
En Génesis 1:26-28 leemos que el ser humano recibió de parte de Dios el mandamiento y responsabilidad de hacerse cargo del cuidado de su creación. El texto bíblico dice, ejerza dominio. Ahora bien, la palabreja dominio nos plantea un serio problema ya que, depende de cómo se interprete, interaccionamos de una manera u otra con la creación de Dios.
Hay dos grandes interpretaciones al respecto que el cuadro que encontrarás a continuación trata de sumariar.
Dominio entendido como explotación | Dominio entendido como responsabilidad |
Toda la creación ha sido formada con el único propósito de la satisfacción del genero humano. | El ser humano tiene la responsabilidad de cuidar y preservar la creación de Dios. |
El mundo fue creado con el propósito de servir a la humanidad. | La humanidad es la mayordoma de la creación de Dios. |
El medio ambiente, la naturaleza, es vista como un recurso. | El medio ambiente, la naturaleza, es vista como una responsabilidad. |
El mundo creado tiene valor única y exclusivamente en la medida que suple las necesidades humanas. | El mundo creado tiene un valor intrínseco, en sí mismo. |
La perspectiva que adoptemos determinará cómo nos relacionemos con la creación y que uso hagamos de ella. Por eso, es tan importante especificar el significado de dominio. Génesis 2:15 puede ayudarnos en este sentido. Las expectativas de Dios son que el hombre cultivara y cuidara del jardín.
Es importante que notemos que nunca se le dio propiedad sobre la creación, sino responsabilidad de cuidado de la misma. La palabra cuidar/guardar que aparece en Génesis es la misma que aparece en la bendición sacerdotal de Números 6:24-27. En ambos casos aparece la palabra “shamar” que significa cuidar de una manera gentil, amorosa, preservadora.
De hecho podemos ver que las leyes levíticas protegían tanto a los animales como a la tierra. Deuteronomio 5:12-15 nos indica que los animales descansarían en el día del reposo del mismo modo que los seres humanos. Levítico 25:1-7 nos habla de la necesidad de que la tierra pueda reposar a fin de poder renovarse.
LA CREACIÓN FUE AFECTADA POR EL PECADO
El pecado produjo cuatro grandes rupturas en el ser humano –una ruptura en la relación con Dios, una gran ruptura interna, una fractura en la relación con otros seres humanos y, finalmente, una ruptura con la creación.
En Génesis 3:17-19 leemos que la tierra fue declarada maldita por causa del ser humano. Desde entonces la naturaleza, hasta entonces benéfica, se vuelve hostil y el ser humano pasa de cuidador a depredador de lo creado por Dios. En Génesis 1:29-30 todas las plantas son dadas a la humanidad para su consumo. Sin embargo, en 9:1-5 vemos que también los animales son dados para alimentar a la humanidad. Además, recuerda que animales tuvieron que ser sacrificados para que la desnudez del ser humano pudiera ser cubierta. Su pecado exigió el derramamiento de sangre inocente.
Desde entonces, como indicaba anteriormente, la naturaleza se ha vuelto hostil al ser humano, hasta tal punto que en Génesis 7 vemos como Dios la usa para destruir a la humanidad pecadora.
Pablo escribiendo a los romanos indica que toda la creación espera el momento escatológico de su liberación. Nos dice el apóstol que la creación sufre, no por culpa suya, sino a causa del pecado del ser humano. Es importante notar que cuando los profetas hablan del día del Señor y la renovación de todas las cosas incluyen a la creación incluyendo, naturalmente, los animales. Si no me crees lee Oseas 2:18 e Isaías 11:6-9.
EL PLAN REDENTOR DE DIOS TAMBIÉN INCLUYE LA CREACIÓN
1 Juan 3:8 dice, el Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. Esas obras son las cuatro rupturas producidas por el pecado, incluyendo la ruptura con la creación.
Juan 3:16 es, sin duda, el versículo más querido de la Biblia y el más conocido. También uno de los mas mal entendidos. El original griego, literalmente, indica que Dios amó tanto al cosmos que dio a su Hijo. Nosotros hemos traducido cosmos, como mundo, cuando el sentido original es creación. Juan 3:16 se lee de una manera muy diferente cuando cambias mundo por creación. Dios envió a su Hijo como muestra de su amor por su creación.
Cuando Dios decidió hacerse ser humano, como tú y como yo, estaba abrazando y dignificando su creación. La tomó sobre sí mismo al hacerse como uno de nosotros. Filipenses 2 y Juan 1:1-8 nos hablan de la encarnación, el proceso por medio del cual el Creador abraza la creación.
COLABORAMOS CON EL PLAN REDENTOR DE DIOS CUANDO SOMOS BUENOS MAYORDOMOS DE SU CREACIÓN
Debemos de recobrar nuestra identidad como cuidadores y protectores de la creación de Dios. Somos mayordomos y seremos llamados a cuenta de cómo la hemos usado y cuidado.
Tenemos que ganar conciencia y entender que cada vez que la naturaleza es abusada, explotada sin control y degradada es nuestra herencia como hijos del Rey del Universo la que resulta afectada.
La tierra está en peligro, debido a la deforestación, al uso indiscriminado y no sostenible de los recursos naturales, a la polución y contaminación sin control que provoca, entre otras muchas cosas, el calentamiento global. Todo ello, nos debe mover a tener cuidado de la creación porque ponemos en peligro la supervivencia de la humanidad. Sin embargo, aunque no fuera así, aunque todo lo anterior no existiera, igualmente deberíamos de tener cuidado porque es el primer mandamiento que el ser humano recibió y porque forma parte del proceso redentor puesto en marcha por Jesús.
Otros nos han guiado en ese camino que nosotros, los hijos del Creador, hemos ignorado e incluso para vergüenza nuestra, hemos juzgado, criticado y despreciado. Debemos seguirlo y encabezar el movimiento. La iglesia debe de estar en la vanguardia de la ecología y la preservación de la naturaleza.
Eso tiene implicaciones muy prácticas para todos nosotros. Hemos de ser críticos con la forma en que vivimos, la energía que consumimos, el agua que usamos –mil millones de habitantes de este planeta no tienen acceso a agua potable- , la forma en que nos alimentamos y qué hacemos con los alimentos. Hemos de reciclar, preservar y nunca gastar nada que no sea imprescindible y necesario. Hemos de apoyar todos los movimientos y campañas que tengan como finalidad preservar y mantener la creación de nuestro Padre, porque llegará un día en que como dice la Escritura se nos dirá, da cuenta de tu mayordomía.
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