LA PASTORAL JUVENIL PRECISA UNA TEOLOGÍA



TEOLOGÍA PARA LA PASTORAL JUVENIL

La teología es una reflexión sobre Dios, el ser humano, el sentido y propósito de la vida, la Iglesia, su misión, entre otros aspectos. Es el esqueleto sobre el que se construye nuestra espiritualidad, entendiendo por espiritualidad la expresión en el tiempo y en el espacio de nuestro seguimiento de Jesús. 

HABLEMOS DE REVELACIÓN

La revelación la podemos definir como la comunicación de Dios a la humanidad. Dios se ha dado a conocer a sí mismo y nos ha dado a conocer aquellas cosas precisas para la salvación. Dios se ha dado a conocer por medio de la creación su Palabra y la persona de Jesús. 

La revelación es viva y eficaz tal y como nos dice el libro de Hebreos. Es algo dinámico, vivo, que tiene la capacidad de darnos nueva luz sobre nuevas realidades. La revelación es animada por el Espíritu Santo de Dios, como le dice Pablo a Timoteo y, consecuentemente, de forma constante por medio del Espíritu nos da nueva luz sobre la realidad que nos ha tocado vivir. La revelación no cambia, es perenne, es inspirada y es eterna.

Ahora bien, podemos acercarnos a la revelación de dos maneras diferentes. La primera es verla como la constitución de un país, algo inalterable, rígido, permanente, no cambiante y que tiene en los teólogos profesionales, en la academia, su tribunal constitucional que decide sobre lo ortodoxo y lo heterodoxo, sobre las interpretaciones correctas o incorrectas del texto bíblico. Esta es la manera en que habitualmente nos hemos acercado a la revelación en nuestras iglesias y contextos evangélicos.

Pero hay otra manera de acercarnos a ella, verla, como indicaba anteriormente, como algo vivo, dinámico, como un diálogo entre Dios y su pueblo por medio del Espíritu Santo. Visto de esta manera la revelación no seria un  fósil, sino una realidad dinámica que a través del Espíritu tendría la capacidad de darnos nuevas perspectivas sobre nuevas realidades. Porque la vida es un constante cambio y, consecuentemente, hemos de afrontar nuevas situaciones a las cuales la revelación nos ha de dar nuevas comprensiones, nuevos entendimientos, nuevos enfoques. Ya nos sucedió en el pasado con el tema de la esclavitud, del papel de la mujer, del enfoque cristiano de la ecología y la preservación de la creación de Dios y ha de dárnosla también sobre temas tan post-modernos como es la ausencia de culpa y pecado en la generación actual. 

HABLEMOS DE TEOLOGÍA

La teología es simplemente nuestra reflexión sobre Dios, el ser humano, el sentido y el propósito de la vida, la Iglesia y su misión y otros temas similares. La teología es muy importante porque, tenga conciencia de ello o no, es el esqueleto sobre el cual yo construyo mi experiencia cristiana, mi seguimiento de Jesús y mi ministerio.

Algunos ejemplos pueden ayudar a clarificarlo. Mi concepto de pecado -una reflexión teológica- determina mi concepto de la que es la conversión -otra reflexión teológica-. Del mismo modo, mi concepto de salvación -nuevamente reflexión- condiciona y determina, dicta cuál será mi concepto de evangelización -otra reflexión- y, consecuentemente, mi práctica ministerial. 

De tal modo que detrás de todo aquello que hacemos o dejamos de hacer en el ministerio juvenil existe una reflexión teológica que lo informa y lo determina. En ocasiones somos conscientes de la misma pero en otras no lo somos, pero en cualquier caso dictan el modo en que llevamos a cabo la pastoral juvenil y nuestro trabajo con los muchachos. Aunque no lo sepas, no lo creas o no lo admitas es así, hay una reflexión teológica propia de tu iglesia, de tu denominación, de tu misión que como un sistema operativo en una computadora nos permite, no sólo llevar a cabo el trabajo con los jóvenes, sino nuestro propio seguimiento del Maestro.

LOS LÍMITES DE LA TEOLOGÍA

Es importante entender que nuestra reflexión teológica nace desde el punto de vista de nuestra realidad. Me explicaré. Donde estoy determina lo que veo. Pensemos en la cordillera de los Andes que recorre todo el continente de norte a sur. Un colombiano parado en la cordillera no ve lo mismo que un peruano, un boliviano, un argentino o un chileno. Todos ven retazos, partes de la cadena montañosa y lo que ven es cierto y real pero, al mismo tiempo, limitado y sesgado puesto que ninguno de ellos ve la totalidad, solo las partes.

Lo que quiero decir es que mi contexto político, social, económico, geográfico, racial y cultural determina cómo me acerco a la Escritura y cómo la veo y la interpreto y, consecuentemente, la teología que genero. Porque mi teología nace para dar respuesta a las realidades, retos y desafíos que la iglesia ha de enfrentar a la hora de llevar a cabo su misión y estas realidades cambian de lugar a lugar y de época a época. Una buena parte de nuestros sistemas teológicos pueden ser rastreados en sus orígenes hasta el siglo XIX y podemos ver cómo se generaron para dar respuestas a los retos y realidades que en aquella época la Iglesia afrontaba. Las distintas oleadas misioneras llevaron esa misma teología a los lugares donde el evangelio llegó. Lo siento pero nuestra teología no es la que Jesús mismo enseñó, tiene un origen histórico muy reciente en la mayoría de los casos.

El problema es que la realidad que generó aquellas reflexiones ya no existe y, por tanto, nos hemos quedado con una teología que ya no tiene la capacidad de dar respuesta a los nuevos retos, a las nuevas situaciones, a las nuevas demandas de la realidad. Nuestra teología está agotada, es obsoleta.

Es importante entender que la teología es una construcción humana. Al afirma esto no lo hago con ninguna connotación negativa ni ánimo de juicio, únicamente constatando una realidad. Al ser una construcción humana -hecha sobre una revelación divina- es limitada y tiene fecha de caducidad por definición. Estoy afirmando que los sistemas teológicos -no la revelación- son generados por mentes caídas y limitadas y nunca pueden agotar ni abarcar toda la verdad de Dios. 

Nuestras reflexiones teológicas nos dan una versión siempre reducida de la realidad. La visión del chileno de los Andes es cierta y real pero... limitada y reducida. Hay mucha más cordillera de la que puede ver. Nuestra reflexión sobre Dios es cierta, puede ser correcta pero... limitada y reducida. Hay mucho más Dios del que yo puede ver, entender y comprender. Ahora vemos de forma velada, afirma el apóstol Pablo.

Nuestro gran peligro es confundir nuestra teología con la propia revelación. Creer que nuestro entendimiento de las Escrituras equivalen a la Escritura misma. No ser conscientes de las limitaciones de nuestro proceso de reflexión y confundir el mapa con el territorio. Es muy peligroso porque entonces, cuando nuestra teología se agota, cuando se vuelve obsoleta, cuando ya no tiene respuestas ni nos da la capacidad para entender y comprender un nuevo mundo, entonces nuestra fe se hunde porque hemos confundido la teología con la revelación. Contrariamente, cuando nuestra teología llega a su límite podemos volvernos a la revelación con la seguridad que de ella obtendremos visiones nuevas, frescas y renovadas para afrontar esos retos que hay delante nuestro y a los cuales nuestra teología ya no puede dar respuesta. 

UNA TEOLOGÍA PARA EL MINISTERIO JUVENIL

La teología, como afirmaba anteriormente, es el esqueleto sobre el cual se sustenta mi seguimiento de Jesús y mi ministerio. Afirmo que nuestros sistemas teológicos, tanto los heredados por las denominaciones históricas como los generados por las nuevas corrientes de iglesias independientes, no tienen la capacidad de dar respuestas a las nuevas realidades de la sociedad post-moderna, sin embargo, la revelación si que la tiene. Esto nos reta a reflexionar acerca de temas claves para el ministerio juvenil, temas como, ¿Cuál es la razón de ser del ministerio juvenil? ¿Qué es la conversión? ¿Cómo presentar el pecado a una generación sin culpa? ¿Cuáles son las buenas noticias de Dios para una generación post-moderna? ¿Cuál es la misión de la iglesia? ¿Cómo superamos el concepto de evangelización para trabajar una misión integral? ¿Cómo podemos desarrollar una espiritualidad que no sea templo-céntrica y que pueda ser vivida en el contexto de la vida cotidiana? ¿Cómo le damos una dimensión sagrada y ministerial al trabajo? ¿Cómo podemos desarrollar una teología del placer? ¿Y del sufrimiento? Estas y otras muchas preguntas similares nos exigen una nueva y atrevida reflexión teológica que permita que los jóvenes puedan expresar su fe y llevar a cabo la construcción del Reino de Dios en el contexto post-moderno.

Churchill, el gran estadista inglés, afirmaba durante la Segunda Guerra Mundial que la guerra era un asunto demasiado serio e importante para dejarlo en manos de los militares. Diría que la teología es un asunto también demasiado serio e importante para dejarlo en manos de los teólogos profesionales pues, como afirmaba el Señor Jesús, el Espíritu os guiará a toda la verdad y os enseñará todas las cosas. 

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