EL LÍDER COACH
Cada época demanda de los líderes nuevas competencias y mentalidad para
hacer frente a la tarea. El líder coach, con profundas raíces bíblicas será el
líder del futuro.
UN NUEVO MUNDO
Los estudiosos del mundo actual
utilizan un acrónimo para definirlo: VICA (VUCA en el idioma inglés) Son las
iniciales para un mundo caracterizado por la volatilidad, incerteza,
complejidad y ambigüedad. Mucho se ha escrito al respecto y puede ser
encontrado navegando en la red. Sin embargo, para aquellos no familiarizados, desearía
definir cada una de estas características con un simple párrafo.
Volatilidad: El cambio pasa de
manera rápida, constante, a una escala mayor y cada vez en más áreas de la
vida. La consecuencia es una total inestabilidad y falta de previsibilidad.
Incerteza: Debido a la cantidad de
cambios y a su velocidad no se puede predecir el futuro con precisión. El
pasado ya no nos sirve como base de predicción del futuro. Este último ya no es
necesariamente una continuación del anterior.
Complejidad: Cada vez existen más
variables y más interconectadas entre ellas. Se hace cada vez más difícil, por
no decir imposible, poder establecer una relación causa efecto. Cuando
ejercemos un input desconocemos que tipo de output devendrá.
Ambigüedad: Hay poca claridad en el
significado de los eventos y en el impacto que estos tendrán. Hay confusión y
difícil interpretación de la realidad debido a que existen múltiples
significados, algunos contradictorios entre sí.
Este mundo en el que nos ha tocado
vivir es radicalmente diferente del de hace tan sólo un par de décadas. Podemos
afirmar sin ninguna duda que el futuro nunca más será una mera continuidad del
presente. Los cambios son ahora cuánticos y no representan procesos graduales
sino auténticos saltos disruptivos.
UN NUEVO LÍDER
Esto exige líderes con nuevas
competencias pero también con nuevas mentalidades. La mentalidad es la forma de
entender y procesar la realidad. Las competencias son los conocimientos, habilidades
y herramientas que nos permiten aplicarla. No en vano la Biblia nos indica con
claridad que todo el cambio comienza primeramente en nuestra mentalidad
(Romanos 12:1-2)
Denomino a este nuevo dirigente el
líder coach y trataré de explicar el porqué y sus profundas raíces bíblicas.
Este tipo de líder está caracterizado por su capacidad de empoderamiento. Al ir
creo que será evidente su base bíblica y su encarnación en el ministerio del
Maestro.
La carta de Pablo a los Efesios es
considerada como la expresión de su eclesiología. En el capítulo cuatro habla
de un liderazgo que se caracteriza por cinco manifestaciones complementarias entre
sí: (maestros, pastores, profetas, apóstoles y evangelistas). Lo interesante de
todo ello es que estos líderes no son responsables ¡En absoluto! Del
ministerio. Son responsables de equipar ¿empoderar? A los santos para que
precisamente sean ellos quienes lleven a cabo la obra del ministerio. El
ministerio corresponde a los santos y los líderes son entrenadores,
capacitadores ¿coaches? Que les proveen los conocimientos, las herramientas, la
motivación y el ejemplo para ellos. Es fácil poder ver en el ministerio de
Jesús esa misma pauta. Formó a gente que, a su vez, pudieran formar a otros. Es
lo mismo que Pablo nos enseña al hablarnos de la multiplicación espiritual en 2
Timoteo 2:2.
Empoderamos a las personas cuando las
ayudamos a que puedan desarrollar todo su potencial en Cristo Jesús. Necesitamos
jóvenes y adultos que no sean dependientes de sus líderes, antes al contrario,
que lo sean del Espíritu Santo quien, como el Maestro prometió, nos guiará a
toda la verdad y nos enseñará todas las cosas. El mundo se ha vuelto demasiado
complejo para que los miembros de nuestras comunidades deban depender de
nosotros para desenvolverse en el mismo. Han de saber –y esa es nuestra
responsabilidad- conectar con todo el poder y capacidad que el Espíritu de Dios
tiene disponible para ellos (Hechos 1:8) y así poder llevar a cabo la obra del
ministerio en el entorno en que el Señor los haya colocado.
Pablo, nuevamente en su carta a los
Efesios indica que nuestro propósito es llegar a ser personas maduras en Cristo
Jesús. No es una barbaridad afirmar que una buena medida de nuestro liderazgo
es el grado de madurez que desarrollamos en la gente que lideramos. Generamos
gente dependiente o empoderamos personas, no sólo para sobrevivir en un mundo
VICA, sino para producir un impacto en el mismo. Vienen a nuestras reuniones
para ser alimentados o para ser empoderados. Puede sonar similar pero no lo es.
Jesús afirmó que era mucho mejor
para nosotros que Él marchara a fin de que el Espíritu Santo viniera. Nosotros
debemos desarrollar personas con esa misma idea en mente: es mejor para ellos
que no dependan de nosotros para que así lo tengan que hacer del Espíritu
Santo.
El nuevo líder debe verse a sí mismo
como un entrenador ¿coach? Y no como el jugador principal del partido, y todos
los demás a sus órdenes para proveerle los balones a fin de que pueda hacer
goles y lucirse. El buen entrenador de fútbol da instrucciones claras a sus
jugadores ¡Sin duda! Pero es consciente que un vez que el árbitro pita el
comienzo del encuentro deben tener suficiente madurez, autonomía y capacidad de
decisión para interpretar las circunstancias del juego y obrar en consecuencia.
Su capacidad de influencia queda enormemente limitada, pero es en esos momentos
cuando se nota si hubo buen entreno.
UNAS NUEVAS COMPETENCIAS
Son varias las competencias que nos
demanda el nuevo tipo de liderazgo. Sin embargo, sólo mencionaré unas pocas,
las que considero más importantes:
Humildad
Si no recuerdo mal fue el propio
Jesús quien afirmó que aprendiéramos de Él que era manso y humilde. Este mundo
es tan complejo que no importa lo capaz y preparado que esté un líder, será
totalmente imposible para él o ella el entender todas las aristas, dimensiones
y facetas de la realidad. Hay mucho más de lo que cualquier líder puede ver; he
hecho se afirma que los líderes con una calidad de liderazgo superior son
aquellos que lideran con claridad y convicción y, al mismo tiempo, plenamente
conscientes de sus propias limitaciones. Consecuentemente, al reconocerlas debe
ser capaz de aprender de otros que ven las cosas de forma diferente. Un líder
humilde entiende que lo diferente, aunque en ocasiones parezca contrario, a
menudo es complementario y es el orgullo el que, nos puede impedir ver esa
complementariedad.
El líder entiende que el Espíritu de
Dios ha derramado los dones y las capacidades como le ha placido, siempre de
una manera limitada, de modo que los miembros del cuerpo deban colaborar entre
sí. El líder coach entiende y valora la interdependencia. Es consciente de su
potencial, dones y fortalezas y, con la misma intensidad, de sus limitaciones,
sabiendo que estas le llevan a trabajar con otros miembros del cuerpo.
Escucha activa
Una de las competencias básicas de
un buen líder coach es la capacidad para saber escuchar. Santiago ya lo afirma
rotundamente: prontitud para escuchar y lentitud para hablar. El Señor, en el
Antiguo Testamento, por medio de los profetas, se queja amargamente de que su
pueblo no le escucha, no le presta atención. Los líderes estamos infectados de una
maligna enfermedad llamada: “sabelotodismo”. Hemos creído la mentira de que el
líder ha de saberlo todo y tener la respuesta para todas las preguntas. Por
tanto, no tenemos ninguna necesidad de escuchar a las personas pues en cuanto
abren la boca ya sabemos lo que necesitan y no podemos sustraernos de
bendecirlas con nuestra sabiduría.
Podemos aparentar que escuchamos
pero, en realidad, estamos generando respuestas, buscando soluciones,
comparando con nuestras propias experiencias pasadas o presentes a fin de dar
soluciones y resolver problemas, ya que en nuestra mentalidad, es el trabajo
del líder, no empoderar sino resolver; con ello, lamentablemente, desarrollamos
dependencias insanas y disfuncionales.
Capacidad para hacer buenas preguntas
Las buenas preguntas son aquellas
que ayudan a que las personas puedan reflexionar y, como consecuencia o
resultado, puedan tener una mejor y mayor comprensión de su vida, su realidad y
sus opciones. En la Biblia Dios de forma constante hace preguntas a los
individuos y a su pueblo a fin de que se genere reflexión. En Génesis 3 y 4 el
Señor interroga a Adán y Caín con el propósito de que piensen acerca de lo que
han hecho. En los evangelios vemos a Jesús usando las preguntas para generar
pensamientos profundos en sus interlocutores.
Las preguntas no tienen como
finalidad satisfacer la curiosidad del líder; son más bien un instrumento en
sus manos para empoderar generando reflexión, discernimiento, ayudando a que
las personas puedan ver las cosas desde diferentes perspectivas. ¿Cuál crees
que es la voluntad de Dios en esta situación? ¿Qué haría el Maestro si
estuviera en tu lugar? ¿Qué enseña este pasaje bíblico con relación al tema que
me has compartido? ¿De qué modo puedes aplicar estos principios espirituales en
vida laboral? Son ejemplos de preguntas que no le dicen a las personas lo que
deben de hacer sino que más bien las empoderan para depender de aquel que
prometió guiarles a toda la verdad y enseñarles todas las cosas.
Ayudar a establecer metas
Jesús afirma que seremos felices si
ponemos en práctica las cosas que sabemos (Juan 13:17) Santiago, su hermano,
afirmó que debemos ser practicantes de la Palabra y no únicamente oidores. El
líder coach empodera ayudando a que las personas tomen pasos prácticos, por
pequeños que sean, para moverse desde donde están hacia dónde quieren ir. Lo
que nos cambia y transforma no es el conocimiento sino la aplicación del mismo.
El líder coach no considera que su trabajo haya terminado cuando ha impartido
información, entiende que debe dar un paso más y ayudar a que las personas
generen por ellas mismas metas de aplicación. De hecho, en el coaching
cristiano usamos una fórmula, que llamamos transformacional, que nos indica que
el Espíritu Santo (ES) es quien genera descubrimiento
(D) en la vida de las personas. Ese descubrimiento debe ponerse en acción (A) y
debe reforzarse (R); es entonces cuando se produce la transformación (T).
ES (D x A x R) = T
Si piensas en tu propia vida y en
las personas con las que trabajas, verás que el problema no es la falta de
conocimiento, sino más bien de aplicación y refuerzo; esa es la razón por la
cual existe tan poca transformación. Hemos sido, mayormente, capacitados para
enseñar pero no para empoderar. Hemos asumido que esto último se dará
automáticamente si hacemos bien lo primero; error fatal como nos demuestra la
experiencia.
Nuevos tiempo, nuevos líderes con
nueva mentalidad y competencias. Todo ello se puede desarrollar y es algo con
lo que estamos comprometidos en e625. Si deseas saber cómo capacitarte o llevar
este tipo de capacitación a tu ciudad contacta con nosotros.
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